La verdad que los Jimenatos nos hemos vuelto muy refinados y somos capaces de recorrer el mundo en un momento metidos dentro de nuestro par de zapatos sin apenas cansarnos, por aquello de que nos hemos criado subiendo y bajando cuestas, sin importarnos para nada el cansancio físico, porque eso no iba con nosotros.
Una forma como otra cualquiera de comenzar un escrito, pero no vayais a meteros conmigo por eso, que todo tiene arreglo en esta vida menos lo que estais pensando y no quiero decirlo.
Mi Belén que siempre quiere complacernos a su madre y a mi, nos llevó ayer al Convento de La Cartuja donde estaba instalada la Bienal Internacional de Arte Contemporáneo.
Es verdad que uno es de pueblo, pero…. Me encanta ver estas cosas de vez en cuando, así que flipé con los inventos tan exagerados que allí habia aplicados a las arquitectura, informática y en realidad a las ocurrencias de los creadores.
Nos explicaron que la relación entre el ser humano, el arte contemporáneo y las nuevas tecnologías, es el hilo conductor de la III edición de la Bienal de Sevilla, en la que se pretende que el público sea el protagonista y no los artistas.
En fin que el artista pone el arte y nosotros somos los encargados de darle utilidad a las obras con nuestra participación, como así sucedió que cada uno ponía su granito de arena y en las pantallas se reflejaba nuestra intencionalidad.
He fotografiado algunas cosas interesantes, pero lo que me llamó más la atención fue una especie de árbol conseguido con trozos de tablas amarrados al techo con unas “tanzas” de pescar que al reflejarse en una pantalla de televisión parecia algo fantástico.
A mi se me ocurrió dejar mi arte allí, pero no me dejaron por supuesto, a pesar de que todo el mundo se reía de mi ingénio que consisitia en poner mis calcetines y mis zapatos colgados del techo después de amarrarlos, es curioso porque al conectarlo al manillar de una “bici” electrónico producía unas ondas extrañas.
Como es natural no me lo tomé todo a broma y fuí bastante aplicado y hasta me traje mis conclusiones a casa sobre arquitectura moderna, espacios de varias dimensiones, combinaciones de colores, poliedrismo etc. Etc.
Como había tiempo suficiente, decidimos volver un poco más atrás en la historia y cogimos el coche y nos fuimos a Santi Ponce para visitar las Ruinas de Itálica aunque por falta de tiempo solo pudimos ver el Teatro Romano desde fuera por estar cerrado pero conseguí un permiso especial de 30 minutos para ver el Circo Romano y tirar unas cuantas de fotos a mi gusto con la promesa de volver dentro de poco y dedicarle un dia entero a todo el conjunto monumental.
Al ver dos museos tan contrastados, el enriquecimiento cultural siempre es mayor y mas agradable, sobre todo porque en el intermedio pudimos sentarnos en un buen mesón de la zona donde degustamos unos “asados” bastante estupendos.
Todo lo bueno pasa rápido y ya estamos otra vez en Torreguadiaro con la rutina cotidiana, aunque se me olvidaba contaros que he visto el programa de Se Llama Copla en Sevilla ( en la tele como todo el mundo) y que me llevé muchas sorpresas con lo que ocurrió, pero ya lo comentaré más adelante cuando toquemos el tema “coplero”.
Un abrazo.
1 comentario:
Yo también he visitado las Ruinas Itálicas y son dignas de ver.
Besos
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