Cuando en mi visita a la Bienal de Arte contemporáneo de Sevilla, me encontré frente a ese tambor….. me sonreí.. porque mi primera impresión fue la de encontrarme en el Baile de “Los Tres Saltos” de mi pueblo, cuando los músicos hacían un descanso y dejaban los instrumentos colocados sobre la pared y en el centro aparecía el gran tambor como el más poderoso de los instrumentos.
Como me encanta enterarme de todo lo que observo, estuve dándole vueltas al tambor, le hice su foto correspondiente y me “empapé” del significado del “tamborcete” en cuestión.
En realidad es una obra de arte contemporánea creada por el artista STEPHAN VON HUENE. Establece la relación entre el hombre y la máquina y, la percepción e interacción con el público desempeñan un papel especial y a menudo impredecible,ya sea mediante el uso de ruidos, voces, del caminar de los visitantes del museo o incluso de los movimientos sin ruido mientras se ven las instalaciones. El visitante es el encargado de hacer sonar el “Teatro de las Máquinas”. Además de la investigación sobre el sonido y el lenguaje, el trabajo sobre el interfaz entre el arte y la ciencia, la funcionalidad de la percepción y la interacción de los sentidos, a Stephan von Huene siempre le ha interesado el arte que se centra en la experiencia del espectador, más que en el objeto del arte en si mismo.
Cuando el visitante se acerca a esta escultura sonora, su imagen se proyecta desde atrás sobre una piel de tambor translúcida. Si continua acercándose al tambor, un poderoso golpe en el bombo hace que la piel, así como su propia imagen reflejada, empiece a vibrar. Podría decirse que la escultura requiere toda la atención del espectador.
Espero que con todo lo que os he explicado ya no tengais la misma impresión que tuve yo en el primer momento de la observación.
Un abrazo.
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