viernes, enero 09, 2009

NIEVE EN JIMENA DE LA FRONTERA. AÑO 1954



Hoy hace un día que “pela” y para no perder la costumbre, me he preparado adecuadamente contra el frío y me he ido andando hasta el Puerto de Sotogrande.

En mi caminar junto al mar, el intenso frío de “cero grados” ha provocado que mis “neuronas” se choquen unas con otras y salga a “relucir” en el “candelero” de mi mente, el episodio tan bonito que vivimos hace ya la “friolera” de 55 años en nuestro querido pueblo de Jimena de la Frontera.
Durante el mes de Enero de 1954, aparte de agua intensa, hacía mucho frío, por lo que las “paneras”, de madera unas y, de corchos otras, que estaban en todos los patios siempre con agua, porque en ellas se lavaba la ropa, amanecían con su agua totalmente congelada y los “tiestos” de agua donde bebían las gallinas, había que romperlos con un martillo o una piedra y echarles agua del cántaro para que los animalitos pudiesen beber mientras tragaban el “afrecho” calentito que entonces preparaban las mujeres con las sobras de los fideos y las cáscaras de papas “rebujaos”.

Con mis “ocho añitos” un servidor de ustedes, tenía sabañones por todas partes, mis orejas eran dos “soplillos” llenos de “tolondrones”, los dedos de los pies no me cabían en los zapatos y los de las manos estaban “gorditos” y todo con unos picores que no se podían soportar, pero no por eso dejada de corretear en las calles alternando el sufrimiento interno con la alegría de vivir, jugar con agua y relacionarme con todo el mundo.

Aquella tarde del 2 de Febrero después de haber salido de la escuela nacional, con la “onza” de chocolate con almendras y el “cabero” de pan, dando tiritones de frío y con mi mochila de material a mis espaldas, junto con Pepe Luís, corríamos por el “Barranco La Silla” y gritábamos ….! Está lloviendo papelitos blancos!...! Está lloviendo papelitos blancos!, dando resbalones pasamos junto al “Callejón Techao”, cruzamos “La Calzada” por el “Callejón de Tirillo” y allí ya vimos que las “lozas” de la puerta del “Bar Guillermo Mataburra” estaban poniéndose todas blancas. Continuamos por el Llano La Victoria y atravesando el Callejón de Los Barrenos, bajamos por la calle Ancha hasta llegar a la casa de Don Román, donde el calor humano de todos los niños apretujados nos hacía estar mucho mas confortable y la “copa” que Catalina Parra ponía debajo de la mesa también ayudaba a aportar algo más de calor.

Cuando salimos de la escuela ya prácticamente era casi de noche y caía una cortina fina de agua fría … pero los “papelitos blancos” habían dejado de caer y como no se sabía nada de temperaturas, nadie tenía termómetros para saber a cuantos grados de calor o de frío vivíamos.

Jacinto Berlanga, que era un poco mayor que yo, y un tío extraordinario me enseñó que si cogías cualquier “cacharrito” y lo llenabas de agua, a la mañana siguiente conseguías unas figuritas de hielo preciosas, así que yo aquella noche coloqué en el patio todo lo que pude lleno de agua y hasta una "zambombita de barro" llené de agua que después amanecio todo enterrado en la nieve. Muchas mujeres tenían “cabrillas” en las piernas de tanto frío como hizo este invierno y a nosotros se nos ponían las pantorrillas rojas de quemarnos con los “braseros” de picón y de estar jugando a “la lotería” y al “parchís” por las tardes-noches.

Dormidos y “enterraítos” en nuestros colchones de lana estábamos todos en mi casa de la calle Sevilla, cuando comenzaron a aporrear nuestra puerta y daban gritos….. ¡ Orellanas, Orellanas, levantaos pronto ¡ y mis padres se asomaron al balcón y comenzaron a gritar….!venga niños, todos fuera de la cama!.... y al momento estábamos en la calle …. Donde el espectáculo que se nos presentaba era grandioso y sorprendente a la vez pues todo el pueblo estaba blanco y Juan Peláez junto con otros vecinos empujaban una gran bola de nieve que en nuestra puerta se partió en dos porque ya no podía acumular mas nieve.

Rápidamente aprendimos a hacer muñecos de nieve y ponerles boinas y calcetines que era lo que teníamos y alguna que otra pipa de fumar. Todos nos tirábamos bolas de nieve y la “embarrá” de las “Cuatro Esquinas” era un lugar estratégico para ello.

En todo el pueblo, los vecinos se agrupaban y se organizaban salidas a los lugares que creíamos más interesantes como “ El Risco”, “El Castillo”, “ El Río”, “ La Pasada Alcalá” pues cada uno conforme a su imaginación soñaba de una manera distinta.

Desde este 3 de Febrero en que apareció el pueblo y sus alrededores todo vestido de blanco, nosotros mayores y pequeños supimos disfrutar de lo novedoso que la Naturaleza había nos había puesto por delante durante dos semanas aproximadamente.

Yo recuerdo que en mi casa, mi padre vendió todas las “botinas de goma” en un momento, pero hablando con Pepín el de Jacinta comentaba…. ¡ si Pepe las he vendido todas… pero sólo me han podido pagar dos pares, las demás todas fiadas y, quien sabe si las cobraré algún día! A lo que contestó Pepín…..! yo estoy igual que tu porque mis clientas ya sabes que viven casi todas del picón y como no se puede hacer picón yo les doy “fiao” todo los días lo que necesitan para comer!. Siempre terminaban diciendo lo mismo,,,, mientras tengamos para comer que sea lo que Dios quiera.

En aquellos tiempos, los sufrimientos y el hambre se aparcaban a un lado en cuanto se presentaba algún acontecimiento para disfrutar y este de la nieve nos aportó muchas alegrías al pueblo entero y aunque preguntábamos a nuestros abuelos ellos decían que jamás habían conocido nieve en Jimena.

En las “cuatro Esquinas”, los hermanos Pepe y Juan Callejo, se encargaron de organizar una expedición de personas mayores,(mujeres y hombres) junto con muchos niños y fuimos andando por aquellas “roaeras” de nuestro alrededor y tan bien subimos al Risco y al Castillo, aparte de recorrer y visitar todas las calles que presentaban una imagen inolvidable.

Esto que hoy he recordado para vosotros, lo sintieron y lo recordarán vuestros padres y abuelos, si queréis preguntarles y cada uno de ellos podrá aportaros datos de cómo lo vivieron pues yo sólo he reflejado una parte pequeña de lo que viví con mucha pasión y mi memoria me ha podido permitir recordar.

Un abrazo.

No hay comentarios: