viernes, junio 26, 2009

EL PUENTE DEL ARROYO GARCIBRAVO. JIMENA DE LA FRONTERA

foto: juan M. Contreras

Era yo pequeño y el acceso a la Estación mas que una carretera era una ancha vereda con tramos a medio empedrar y otros de tierra molida por el transitar . los palos medio podridos y retorcidos servian para mantener las alambradas mohosas de pinchos que delimitaban lo que supuestamente era carretera y parcelas dedicadas a manchones, barbecheras o siembras de trigo y cebada.

Cuando llegaba al arroyo, se producida una hondonada que cuando llovia más de la cuenta se hacia intransitable por unos dias.

Llegó el momento que el maestro Bañón Arévola se hizo cargo de adecentarnos la carretera y por primera vez mis ojos de niño vieron aquellos bidones de alquitrán y una enorme apisonadora . Alguna que otra vez fuimos a la estación y recuerdo aquellos montones de chinos molidos en el centro de la carretera y muchos trabajadores del pueblo con sus picos, palas y espuertas trabajando sin parar.

Sobre el arroyo apareció ante nosotros aquella gran obra de ingeniería que era el Puente del Garcibravo y que se construyó con bastantes dificultades porque se decía que no encontraban un buen firme para garantizar la estabilidad.

Lo cierto es que para nosotros el puente se convirtió en algo necesario y mucho más para aquellos dos o tres taxistas que poco a poco fueron aumentando en número.

Muchas veces que fui con mi amigo Pepe Andrades a pescar debajo del puente y cogíamos pequeños picones y hasta varias anguilas conseguimos sacar de aquella pozanca que se formaba debajo de nuestro querido puente. En la parte superior del puente a cada lado de la carretera tenia unos bordillos que nos protegian para no caer al vacio y a veces los mas valientes nos poniamos sentados con los pies hacia fuera, cosa que se hacia cuando íbamos acompañados de alguna chica para presumir de nuestra tonta valentía.

Con el nuevo acceso al pueblo, nuestro puente quedó marginado entre matojos y eucaliptos como algo inútil que ya no sirve absolutamente para nada. Parece ser que el departamento de medio Ambiente de la Diputación Provincial ha acometido la tarea de rehabilitar el puente y sustituir los bordillos por unas barandas de hierro, poniendo además árboles, iluminación, bancos y papeleras.

Siempre resultará un lugar bonito para pasear y disfrutar de esas plantas autóctonas que se pretenden sembrar y que por supuesto embellecerán la entrada al pueblo ahora que se está ensanchando el acceso al casco histórico de Jimena.

Un abrazo.

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