LA HISTORIA DE INÉS….. MI ANTIGUA COMPAÑERA DE TRABAJO
Inés, hermosa” jaquetona “que compartió conmigo muchísima mecanografía y trabajos administrativos, aún sigue en activo, mientras que yo dejé el trabajo para incorporarme a las filas de los jubilados.
Siempre nos llevamos muy bien y aunque nos vemos de tarde en tarde, cuando surge la ocasión charlamos y nos reimos de los buenos tiempos que pasamos desgastando nuestras cervicales en aquellas hispano Olivetti, totalmente despreocupados de un trabajo que desempeñábamos de forma rutinaria pero con bastante perfección y eficacia.
Aunque Inés no lo sabe, yo le sigo la pista por internet ya que élla ha sabido adaptarse a las nuevas tecnologías cuando hubo que tirar las máquinas de escribir a la basura para ser reemplazadas por ordenadores.
Además de eso, nuestra amiga en común Dori, me cuenta todas las actividades modernas de Inés que está totalmente ajena a mis conocimientos sobre su vida en la red y resulta que según la versión de ésta, se pasa todo el tiempo libre metida en una de esas redes sociales chateando a diestro y siniestro con todo el que se le arrima. Lo mejor que tiene Inés es que domina varios idiomas, su velocidad con el teclado es incalculable e inteligencia le sobra para estar por encima de todos nosotros el tiempo que ella quiera y aún más.
Me decía Dori que, cuando se sienta Inés en el chat, acuden los amigos como moscas a charlar con élla y que con gran destreza les contesta a todos a la vez, haciéndoles ver sus intenciones y propósitos de entrevistas que los enamorados le solicitan, pero que élla va “capoteando” el temporal como puede con sus magníficas habilidades, sin equivocarse nunca de interlocutor ni de conversación.
Así lleva bastantes años y su marido Pedro Quijano, que ese si que es un buen amigo mío, está hasta la “coronilla” de tener que estar pendiente de sus dos hijas, de guisar y de hacer cuanto pueda para que la casa esté siempre en perfecto estado de limpieza, mientras que las dos hermosas tetas de Inés descansan sobre el teclado y no en los brazos de su esposo que a pesar de todo la adora.
Yo me llamo Juán Alcántara y aunque os parezca extraño si, soy primo de Antonio Alcántara el de la tele serie “ Cuéntame como Pasó”, aunque mi vida haya estado siempre pegada a la máquina de escribir y no al mundillo del teatro ó el cine como mi querido primo, pero le podeis preguntar porque ambos jugamos a los “bolindres” muchas veces en la puerta de nuestra casa.
Volviendo de nuevo al tema de mi amiga y ex compañera de trabajo Inés, os voy a contar muy bajito lo que hice para devolver la tranquilidad y la alegría de vivir a mi amigo Pedro que tiene todo el derecho de ser feliz con Inés.
Una tarde, cuando vi que Inés estaba en el chat, repartiendo amores falsos a todo el mundo, le tiré mi anzuelo haber si picaba….. pero no tardó en ver mi “señuelo” y acercarse sigilosamente…. Mis primeras palabras tenían que causarle el impacto necesario para que me prestase toda la atención debida y conociéndola a la perfección le tecleé …”Buenas tardes Palomita mía”… ¿ quien puedo ser después de tantos años sin saber nada de ti…?
Entró al trapo como una novicia y dijo, olvidándose de todos los demás, pues… ¡eres sin duda alguna Alberto del Olmo!, ( nos había contado que Alberto del Olmo había sido su amor de juventud y que siempre la llamaba “Palomita “). Comenzamos una frenética conversación y dejé de ser Juan Alcántara para convertirme en Alberto del Olmo que estaba enamorado aún de Inés y dispuesto a reunirme con “mi palomita” para vivir juntos aunque fuese con “ pan y cebolla”.
Fueron muchos días de continuas charlas a través del ordenador, pero aunque Inés ya había confesado que estaba casada y con dos hijas, sentía la verdadera curiosidad de saber si su corazón respondería cuando viese a su Alberto del Olmo y su ansiedad de comprobación, llegó al extremo de acceder a entrevistarse con él a las 20,00 horas en punto de la tarde en un reservado de una prestigiosa cafetería del centro de nuestra ciudad.
Por mi parte un dia antes de la entrevista , llamé por teléfono al marido de Inés, mi amigo Pedro, para decirle que me tenia que dejar al dia siguiente a sus dos niñas prestadas porque quería comprarles un regalo y llevarlas con las mias a pasear. Me contestó complaciente diciéndome que precisamente ese dia por la tarde Inés tenia que ir a la oficina a terminar unos trabajos que tenia pendientes y urgentes y, que además él estaba trabajando en la tienda de muebles donde lleva la contabilidad como pluriempleo.
A las siete y media me presenté por Loli y Juani que se vinieron encantadas conmigo ya que nuestra amistad hacia que las chiquillas no me extrañasen y aún más a sabiendas de que más tarde verían a mis hijas.
Subimos al reservado y me pedi un café y a las niñas se pidieron unos dulces y un colacao. El corazón me palpitaba con deseos de salirse de mi pecho, cuando oí preguntar a Inés que si le esperaban en el reservado y más aún me aceleré cuando sus tacones resonaban sobre el entarimado de madera de la escalera …
Se abrió la puerta y la cara de Inés quedó petrificada, sin saber explicarse lo que estaba sucediendo pues sus niñas al verla corrieron hacia ella gritando ¡mamá….mamá…! y me miraba con cara de desengaño , preguntándose que había podido suceder para que yo Juan Alcántara estuviese allí en lugar del amor de su vida y al que tanto deseaba ver para aclarar sus sentimientos.
La tomé del brazo y le dije… siéntate con tus hijas y reflexiona sobre el comportamiento que estás teniendo desde hace algún tiempo… y, si tu madrido, Pedro Quijano, que te adora es merecedor de que pierdas el tiempo sentada en tu ordenador con el consiguiente abandono de tus hijas y del verdadero amor de tu vida que es tu marido y al que juraste amor y fidelidad hasta la muerte.
Al principio todo fueron reproches diciendo que yo era un embaucador y que la había traicionado, que no era su amigo, hasta que al final rompió en un llanto prolongado y se agarró a mi cuello pidiéndome perdón porque a partir de aquel instante seria otra mujer que viviría para sus hijas y su marido.
La tomé del brazo y junto con las niñas que nos miraban extrañadas, salimos tras pagar la cuenta hasta que las dejé en la puerta de sus casa y al marcharme me volvió a abrazar y me dijo….o eres un amigo,eres mi angel salvador….
Yo Juan Alcántara, me marché a mi casa satisfecho de haber hecho algo positivo en la vida, aunque queda por saber la respuesta de Inés en el futuro….
Al dia siguiente recibí una llamada de mi amigo Pedro que me contó en secreto que su mujer había desenchufado la noche antes el ordenador y que después de muchos meses habían hecho el amor y que habían programado un viaje de nueva Luna de Miel para disfrutar del placer de sentirse verdaderamente enamorados.
Esa Noche… yo Juan Alcántara dormí a piernas sueltas como un bendito porque le había robado una clienta a la red social y había devuelto la felicidad a dos buenos amigos.
Cualquier parecido con la realidad es pura casualidad… eso os lo puedo asegurar…
INÉS Y PEDRO
Dedicado a una amiga que me enseñó a imaginar.....
Un abrazo
Currini
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