Las cocinas del Basque Culinary Center, la primera universidad gastronómica española, se estrenaron esta semana. Tras el acto matinal de inauguración institucional con los Príncipes de Asturias, los cocineros vascos impulsores del proyecto y los colegas y amigos llegados a San Sebastián de toda España, reinaban por las instalaciones, relajados y presumiendo.
"Es un sueño hecho realidad", repetían a coro Subijana, Arzak, Berasategui, Arbelaitz, Aduriz, Eneko Atxa... Raíces y vanguardia son los ingredientes para cocinar cultura, insisten los patronos vascos de la idea de llevar los fogones y su sabiduría al campus. La banda sonora de la fiesta, con voces como instrumentos, sonidos de txalaparta y hasta la percusión de una sartén, subrayaba la idea de la artesanía convertida en arte y lo global engullendo lo local.
En el auditorio que pronto será teatro de clases magistrales, se sentaban autoridades políticas. Allí estaban el alcalde de San Sebastián, Juan Karlos Izaguirre, y el diputado general de Guipuzkoa, Martin Garitano, quien luego saludó con dos besos a la ministra de Ciencia e Innovación, Cristina Garmendia. Tras un repaso audiovisual a la historia del proyecto y su filosofía culinaria y los correspondientes discursos de las autoridades académicas y los cocineros, los más de 200 visitantes de las novísimas instalaciones se repartieron por las cinco plantas de la estructura ideada por los arquitectos de Vaumm.
Los chefs cuyo trabajo les había permitido desplazarse, como Josean Martínez Alija, Pedro y Marcos Morán, Paco Morales, Nacho Manzano, Francis Paniego, Sacha Hormaechea, Mario Sandoval o Jesús Sánchez, estaban tan emocionados con sus compañeros como en una fiesta de fin de curso. Incluso algunos se remangaron e hicieron de pinches. El gastrobar de la última planta, con vistas privilegiadas al entorno, también estaba de estreno. Pronto lo llevarán los alumnos.
Chinchín de copas, besos, abrazos y degustaciones de pintxos y bocados creativos animaron un edificio que, dentro de unos pocos días (el 3 de octubre) se llenará de inquietud gastronómica en sus aulas y en su laboratorio de investigación. Una cincuentena de alumnos comenzarán a estudiar los cuatro años del Grado en Artes Culinarias y una veintena más seguirá el máster en Innovación y gestión de restaurantes.
Disfrutarán de un edificio audaz en diseño e intenciones. Raíces y vanguardia son los ingredientes para cocinar cultura. "Ahora falta que la arquitectura humana sea tan singular como esto", deseaba Andoni Luis Aduriz.
"Es un sueño hecho realidad", repetían a coro Subijana, Arzak, Berasategui, Arbelaitz, Aduriz, Eneko Atxa... Raíces y vanguardia son los ingredientes para cocinar cultura, insisten los patronos vascos de la idea de llevar los fogones y su sabiduría al campus. La banda sonora de la fiesta, con voces como instrumentos, sonidos de txalaparta y hasta la percusión de una sartén, subrayaba la idea de la artesanía convertida en arte y lo global engullendo lo local.
En el auditorio que pronto será teatro de clases magistrales, se sentaban autoridades políticas. Allí estaban el alcalde de San Sebastián, Juan Karlos Izaguirre, y el diputado general de Guipuzkoa, Martin Garitano, quien luego saludó con dos besos a la ministra de Ciencia e Innovación, Cristina Garmendia. Tras un repaso audiovisual a la historia del proyecto y su filosofía culinaria y los correspondientes discursos de las autoridades académicas y los cocineros, los más de 200 visitantes de las novísimas instalaciones se repartieron por las cinco plantas de la estructura ideada por los arquitectos de Vaumm.
Los chefs cuyo trabajo les había permitido desplazarse, como Josean Martínez Alija, Pedro y Marcos Morán, Paco Morales, Nacho Manzano, Francis Paniego, Sacha Hormaechea, Mario Sandoval o Jesús Sánchez, estaban tan emocionados con sus compañeros como en una fiesta de fin de curso. Incluso algunos se remangaron e hicieron de pinches. El gastrobar de la última planta, con vistas privilegiadas al entorno, también estaba de estreno. Pronto lo llevarán los alumnos.
Chinchín de copas, besos, abrazos y degustaciones de pintxos y bocados creativos animaron un edificio que, dentro de unos pocos días (el 3 de octubre) se llenará de inquietud gastronómica en sus aulas y en su laboratorio de investigación. Una cincuentena de alumnos comenzarán a estudiar los cuatro años del Grado en Artes Culinarias y una veintena más seguirá el máster en Innovación y gestión de restaurantes.
Disfrutarán de un edificio audaz en diseño e intenciones. Raíces y vanguardia son los ingredientes para cocinar cultura. "Ahora falta que la arquitectura humana sea tan singular como esto", deseaba Andoni Luis Aduriz.
Fuente: El País
No hay comentarios:
Publicar un comentario