En nuestra infancia los artículos de alimentación, no eran demasiado variados, entre otras cosas porque básicamente nuestra comida era el puchero y además estaba la costumbre de alternar con los mismos guisos de siempre.
Tal vez porque en mi familia se pasó mucha necesidad, cuando los tiempos fueron mejorando, todos los miembros de los Orellanas, sin darnos cuenta nos convertimos un poco en “glotoncetes”, buscando siempre ocasiones para disfrutar ante la gran mesa.
Como he dicho, en Jimena y en términos generales nos alimentábamos del puchero que siempre se hacia con carne de cerdo, gallina ó pavo, bastantes garbanzos, tocino viejo, tocino fresco, costillas viejas y patatas.
La calidad del puchero dependia de los medios para adquirir las viandas y a veces cuando la cosa estaba mal de dinero se llegaba hasta suprimir la carne ó quedaba relegada a la mitad del cuarto para unas pocas de personas y por supuesto el tocino en estos casos era aquel “añejo” y amarillento que daba un sabor muy característico al caldo.
Lo mejor del puchero es que se hacia en aquel fogón de carbón de forma lenta y sin prisas, lo que conseguia una buena concentración del caldo por muy mal que estuviese de calidad en los materiales.
Sobre la una del medio día ya estaban los platos puestos sobre la mesa con el pan cortado en “rebanaditas” pequeñitas y finitas, sobre las que descansaba la hierbabuena y en algunas casas también “redondelas” de huevo duro.Nuestras madres eran las encargadas de echar el caldo sobre las sopas y nosotros estábamos impacientes por meter la cuchara, siempre cuando los mayores habían comenzado.
Los segundos platos casi siempre eran patatas fritas con tomates, pecados fritos, pollo con tomate y algunas veces nuestra moruna que tan buena estaba. Los postres fruta del tiempo o café de cebada migado.
Se reservaba el resto del caldo y los garbanzos para la cena que solía ser muy temprano, sobre las 7 de la tarde. A este caldo se le añadían patatas, a veces una cebolla y un pimiento y unos días tocaba fideos gordos y otros el arroz del pavo. Como segundo plato venía la “pringá” que como mejor sabía era poniendo el dedo gordo sobre el trozo de pan y pringándola bien fuerte, aunque había quien se reservaba las patatas y los garbanzos poniéndole un poco de sal y aceite que con buenas cucharadas de ensalada de lechuga estaba estupendo.
No quiero enrollarme más porque nuestra gastronomia fue mejorando mucho e introduciéndose variedades, conforme íbamos creciendo. Lo que si quiero resaltar es que no existian tantos productos de bollería y de dulces, por lo que cuando había una boda ( que siempre eran de dulces) la gente acostumbraba a llevar unos “pañolitos” que llenaban de piñonate y borrachones para obsequiar a los que se quedaban en casa y en las Navidades en todas las casas solía haber borrachones y mantecados que obsequiaban con las correspondientes copitas de anís , menta o coñac a las posibles visitas.
Uno de los postres típicos que yo recuerdo de la Semana Santa… eran los “Huevos Nevados” y que ya algunos de nuestros amigos consiguen hacerlo con la exquisitez que tenían aquellos que hacían en Jimena nuestras abuelas y nuestras madres. La verdad es que me encantaría que los restaurantes del pueblo lo retomasen como el postre típico nuestro y lo ofreciesen como se hace con el guiso de pata ó el piñonate.
Como es lógico, la gente que ha podido aguantar leyendo hasta aquí……, se estará preguntando …. ¿ Que será eso de blanca….ó colorá…?,.pues sencillamente que a la hora de merendar en casa nos preguntaban…¿ Como quereis el pan…. Con… Blanca o con Colora….?, refiriéndose a la manteca que sólo había esas dos clases, aunque dentro de la colorá estaba la variedad de “pringue de morcilla” .
Un abrazo
6 comentarios:
wow, very special, i like it.
thats amazing story.
very nice! hahahahaha
yeah! its much better,
Currini, se me está cayendo la baba.
Mi madre hace manteca blanca y "colorá" con tropezones de carne, pero nunca la he probado con morcilla que debe de estar riquísima.
Y que decirte del puchero, sobre todo ahora que entra este tiempo, con su buena "pringá". Yo lo hago a menudo aunque haga calor porque me encanta.
Besos
Carmen: Veo que entiendes de todo. En mi casa se hacía una "matanza" al año y la elaboración de morcillas, chorizos, mantecas etc. era perfecta. Ahora ya no hace falta porque tenemos de todo siempre aunque la calidad de entonces se haya perdido.
Si vas algún dia por Jimena pásate por el Restaurante La Tasca, te agradrá hablar con los propietarios que son buenos amigos míos, aunque por allí me conoce casi todo el mundo.
Se nos ha presentado de pronto el Otoño, al menos de nubes y algunos goterones.
abrazos.
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