Cada vez son más las firmas que quieren
no sólo que sus eslóganes parezcan verdes, sino que lo sean realmente. Vallas con cítricos, miniaerogeneradores y plantas protagonizan
la nueva era de la publicidad verde
En los últimos años, la publicidad ha convertido la estela del ecologismo en su eslogan. Hoy todo es verde, o mejor dicho, lo parece. Si hace un tiempo el respeto por el medio ambiente no sólo no aparecía en ningún anuncio, sino que se ponía el acento en que la naturaleza estaba al servicio destructor del hombre, en los últimos años los spots publicitarios hacen pensar, incluso, que beber agua embotellada o conducir un coche es bueno para el medio ambiente. Todo por posicionar a la firma en un nicho de mercado que cada vez atrae a más clientes y consumidores. Ahora, el marketing ha dado una vuelta de tuerca que nadie esperaba que fuera a suceder. Al menos no tan pronto. Cada vez son más las firmas que pretenden no sólo que sus eslóganes parezcan verdes, sino que también lo sean. Tropicana, Ricoh y Coca-Cola son las tres marcas que están liderando la nueva era del marketing con sus vallas publicitarias realmente verdes.
2.500 cítricos
La agencia de publicidad francesa DDB ha utilizado el poder de las naranjas para producir electricidad, una buena forma de promocionar el poder del jugo de los cítricos que emplea Tropicana en sus zumos envasados. Para ello, «utilizamos 2.500 naranjas, que después se reciclaron, y varios miles de clavos de cobre y zinc, así como una gran cantidad de cableado», explica Alexander Kalchev, creativo de la agencia DDB.
«Después de tres meses de prueba –prosigue– logramos hacer una gigante multi-célula de batería lo suficientemente potente como para iluminar una valla publicitaria. Con el ácido de las naranjas pasando por los clavos de cobre y zinc se creó una corriente de electricidad».
El tamaño de la valla ubicada en Place des abadesas, en Montmartre, París, fue de tres metros de alto por dos de ancho. Y como asegura el creativo, «no hubo otras fuentes de energía que no fueran las naranjas». Pero no será la última. «En estos momentos estamos trabajando en una para poner en Nueva York y otra en India», avanza Kalchev.
Esta idea de emplear el líquido de los cítricos como conductor de electricidad no es nueva. Aproximadamente un año antes la utilizó otra agencia de publicidad, Imperial Leisure, en su campaña: «¿Cuántas naranjas se necesitan para recargar la batería de un iPhone?».
En cualquier caso se trata de una idea poco convencional de hacer electricidad. Ahora bien, no deja de ser eso, una buena idea para algo puntual, mejor sería utilizar sólo las cáscaras. Y ya hay empresas que lo hacen tanto para producir etanol como electricidad. Ahora bien, nunca en vallas publicitarias.
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no sólo que sus eslóganes parezcan verdes, sino que lo sean realmente. Vallas con cítricos, miniaerogeneradores y plantas protagonizan
la nueva era de la publicidad verde
En los últimos años, la publicidad ha convertido la estela del ecologismo en su eslogan. Hoy todo es verde, o mejor dicho, lo parece. Si hace un tiempo el respeto por el medio ambiente no sólo no aparecía en ningún anuncio, sino que se ponía el acento en que la naturaleza estaba al servicio destructor del hombre, en los últimos años los spots publicitarios hacen pensar, incluso, que beber agua embotellada o conducir un coche es bueno para el medio ambiente. Todo por posicionar a la firma en un nicho de mercado que cada vez atrae a más clientes y consumidores. Ahora, el marketing ha dado una vuelta de tuerca que nadie esperaba que fuera a suceder. Al menos no tan pronto. Cada vez son más las firmas que pretenden no sólo que sus eslóganes parezcan verdes, sino que también lo sean. Tropicana, Ricoh y Coca-Cola son las tres marcas que están liderando la nueva era del marketing con sus vallas publicitarias realmente verdes.
2.500 cítricos
La agencia de publicidad francesa DDB ha utilizado el poder de las naranjas para producir electricidad, una buena forma de promocionar el poder del jugo de los cítricos que emplea Tropicana en sus zumos envasados. Para ello, «utilizamos 2.500 naranjas, que después se reciclaron, y varios miles de clavos de cobre y zinc, así como una gran cantidad de cableado», explica Alexander Kalchev, creativo de la agencia DDB.
«Después de tres meses de prueba –prosigue– logramos hacer una gigante multi-célula de batería lo suficientemente potente como para iluminar una valla publicitaria. Con el ácido de las naranjas pasando por los clavos de cobre y zinc se creó una corriente de electricidad».
El tamaño de la valla ubicada en Place des abadesas, en Montmartre, París, fue de tres metros de alto por dos de ancho. Y como asegura el creativo, «no hubo otras fuentes de energía que no fueran las naranjas». Pero no será la última. «En estos momentos estamos trabajando en una para poner en Nueva York y otra en India», avanza Kalchev.
Esta idea de emplear el líquido de los cítricos como conductor de electricidad no es nueva. Aproximadamente un año antes la utilizó otra agencia de publicidad, Imperial Leisure, en su campaña: «¿Cuántas naranjas se necesitan para recargar la batería de un iPhone?».
En cualquier caso se trata de una idea poco convencional de hacer electricidad. Ahora bien, no deja de ser eso, una buena idea para algo puntual, mejor sería utilizar sólo las cáscaras. Y ya hay empresas que lo hacen tanto para producir etanol como electricidad. Ahora bien, nunca en vallas publicitarias.
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