DISTINTA FORMA DE VIVIR Y CONSUMIR

Aunque mi reflexión de hoy pueda resultar un tanto brusca y absurda, puede que “algunos pocos” saquen sus propias conclusiones al contrastar como se vivía hace 60 años y como se vive ahora.

Me voy a limitar a detallar algunas de las cosas de que disponiamos y como las usábamos y, así sin pensar, nuestra mente colocará los conceptos y las cosas en su sitio sin esfuerzo alguno. Empecemos pues en enumerar todo aquello que nos ahorrábamos como “el papel higiénico” y digo ahorrar porque no existía, así que cada uno se las apañaba como podia ya que los bares, cines y locales públicos carecian de servicios y la gente estaba acostumbrada a aguantar hasta el límite y siempre detrás de esos lugares había una especie de “descampado” donde tenías que pisar con cuidado y oler lo menos posible y aunque os parezca estúpido el contarlo sucedía asi y por eso lo cuento y además siempre te buscabas un papel de periódico, matagallo y hasta piedras para sustituir al recien inventado “papel higiénico”.

Hoy se abre el grifo del agua y te olvidas de que estamos desaprovechando el bien más estupendo de la naturaleza y antes como no había agua corriente y las mujeres tenían los “cuadríles” rebajados de portear cántaros, había que mirar por este líquido elemento tanto como nuestra propia vida y cuando íbamos a comer se llenaba la palangana de agua donde nos lavábamos las manos uno por uno y los últimos se lavaban en una especie de “chocolate” que al secarse en la toalla dejaban toda la suciedad en élla, pero era así… y ahorrábamos agua porque no habia más remedio que hacerlo.

El “Profidén” creo recordar que existia desde siempre, pero en mi casa nos limpiábamos los dientes con bicarbonato que se colocaba sobre un trapito húmedo y te frotabas una y otra vez hasta dejártelos brillantes, con lo que te ahorrabas el cepillo y lo que valía la pasta antes citada. Con respecto a los “ Gel”, “desodorantes”, “champúes” “leche limpiadora” etec. etc …..teníamos aquellos tacos de jabón del “Lagarto” que con un buen estropajo de esparto lo arrancaban todo y de vez en cuando aquel jabón “fenicao” que era un portento y por ahí teníamos otro importante ahorro con respecto a los productos que de forma desorbitada se consumen hoy.

Esos tacos de 100 y 200 servilletas de papel que se ponen en las mesas y al otro día han desaparecido, no hacian falta en nuestras mesas porque aparte de que no estábamos acostumbrados a limpiarnos tanto, cuando en realidad hacia falta, cogías un trapo que estaba encima de la mesa y solucionabas el problema sin que nadie pusiese objeción alguna a este tipo de acto colectivo.

El ahorro energético( electricidad) era el mas considerable de todos porque sólo teníamos la luz de noche y esto no permitía tener frigoríficos, radiadores, cocinas y un sin fin de aparatos que nos podemos imaginar sin ningún tipo de esfuerzo, por lo que todo se compraba a lo justito para ser consumido en el mismo día como la leche, carne, frutas y demás productos perecederos. En invierno el “cisco” y el “picón” era nuestra fuente de calor en las mesas estufas y los ladrillos calientes liados en un trapo en la cama fría, eran una fuente de calor que no olvidaré nunca gracias a la santa paciencia de aquella madre mía que Dios supo darme.

Los carburantes que hoy consumimos por millones de litros diarios, quedaban reducidos a los pocos camiones, tractores y vehículos que tenían que almacenar en grandes recipientes para su uso cotidiano, debido a los escasos puntos de ventas existentes y, para el alumbrado interior de las casas( debido a la precariedad de la electricidad) se utilizaba mucho el aceite para candilejas, quinqués y el “pretolio” de uso contínuo en alumbrado y en aquellos famosos “infernillos”(antecesores del butano en las cocinas).

Referente al teléfono tengo que decir que existía una centralita con aquellas gomas y clavijas para cada número y también se fueron poniendo en las casas muy poquito a poco por lo que casi no se hablaba y si lo utilizabas era por necesidad y las frases eran cortas y rápidas para gastar menos además que si querias hablar con un familiar de otra ciudad tenias que pedir una conferencia desde la centralita y te la daban para una hora determinada. Aquí también teniamos un buen ahorro porque ya nadie piensa en lo que nos gastamos por teléfono y del adelanto del móvil para que hablar pues no descansamos ni de noche.

Los pasos hacia el buen vivir, se han ido dando paulatinamente de forma progresiva con los inventos derivados de la electricidad y del refinamiento de los carburantes pero ya estamos empezando a notar las consecuencias de nuestros propios avances y esperemos que se vaya poniendo remedio a este desenfrenado modo de vida y consumismo, por lo que no está demás el reflexionar y convencerse de que podemos prescindir de muchas cosas como los nuestros pudieron hacerlo porque nada había inventado, pero puede ser posible que algún día tengamos que vivir sin estas comodidades por no haber sido capaces de administrarlas adecuadamente y lo peor es que no estaremos preparados para ser felices al carecer de los medios de que hoy disponemos.

Un abrazo.