miércoles, marzo 19, 2008

INCIDENTES EN LAS PROCESIONES JIMENATAS




Recuerdo que en todas las casas de mi pueblo siempre había guardadas unas colchas preciosas que solamente se usaban para colgar en los balcones un rato antes de que pasasen las procesiones sobre todo en la Semana Santa. Yo creo que estas colchas formaban parte del ajuar que con tanto esmero se hacian las muchachas y que se guardaban límpias y planchaditas para lucirlas colgadas al paso de las procesiones. Por muy humilde que fuese una familia, siempre tenía una de estas `preciosas colchas para lucir en su balcón e invitar a familiares y vecinos a compartir aquellos momentos tan emotivos y hasta se permitia que el “saetero” cantase sus saetas que arrancaban el fervor de todos los que se aglomeraban detrás de las procesiones..

Una vez que me mi madre estaba recogiendo su bonita colcha para poder lavarla y tenerla preparada para otra ocasión, yo con mi atolodramiento de niño bobalicón, sin darme cuenta habia metido la cabeza entre los barrotes de hierro del balcón y cuando me percaté del problema comencé a gritar como un verdadero loco y medio pueblo se metió en mi casa dándome tirones innecesarios porque mi cabeza no conseguía salir del hueco de los barrotes. Cada uno opinaba de distinta forma y mi padre ya habia salido corriendo buscando una barra de hierro para hjacer palanca, mientras que otros alegremente opinaban( creo yo de cachondeo) que lo mejor era cortarme las orejas, a lo que yo respondia gritando cada vez más fuerte.
Después de mucho manipular y de tener toda la sangre de mi cuerpo acumulada en mis dos grandes orejas por fin mi cabeza salió de aquel aprieto y volví a sentirme “Currini” porque no quiero ni recordar lo mal que yo me vi prisionero del balcón para toda la vida.

Cuando en la tele veo esos balcones sevillanos tan bonitos desde los que se cantan las saetas, no puedo evitar el acordarme de lo mal que lo pasé y hasta me toco las orejas para poder sentir que aún las tengo pegaditas a mi cabeza.

Es que a mi me pasaban unas cosas….. porque cuando fuimos al Corchado a la procesión por el rio de la Virgen del Carmen, sin saber como metí un dedo en un botellín de cerveza y aquello cogió aire y no habia forma de sacar el dedo por lo que estuve todo el día en el Corchado con la botella metida en el dedo corazón de la mano derecha y aquelló también me produjo mucho agobio ya que la botella se soltó del dedo cuando regresamos por la noche y justo en la puerta de mi casa después de ser el centro de pitorreo de todo el pueblo allí presente.
Un poco mas crecido era yo cuando iba todo emocionado en el rebujón de gente mirando el paso procesionario y de pronto se escapó una fuerte bofetada que se estrelló en mi cara que me dejó petrificado y aquella Mari Márquez tan bonita como era, me pareció la mas horrible del mundo cuando me dijo esto es por sinvergüenza y de pronto por mis ojos cayeron dos preciosas lágrimas que al verlas, otra chica que había a mi lado dijo… ¡ el que te ha cogido el “culo” no ha sido él, sino el que acaba de largarse ahora mismo y que tú le conoces!. Aunque se me pidió perdón, yo no he olvidado nunca esa bofetada que también recuerdo cuando veo las procesiones de Semana Santa y me acuerdo de aquella Mari que ya de seguro será abuela y tendrá sus nietos.

Otra vez me vestí de penitente y que mala suerte tuve pues el cura me dio una palma tan grande que no podia con ella y aquello para mi si que fue una verdadera penitencia y cuando llegué a mi casa tenía los dos hombros y el cuello totalmente rojos y hasta se me cayó una vez y le dí a una señora mayor que se enfadó muchísimo conmigo.

Yo creo que estas cosillas pueden sucederle a cualquier crio hoy en día, porque siguen existiendo balcones, botellines de cerveza y chicas bonitas a las que cualquier desaprensivo le dé por tocarle su precioso trasero.

Un abrazo.

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