LA TIENDA DE PEDRO NÚÑEZ, EL BAR DE VARGAS Y ZAPERIA PEDRO TORRES.

FOTOS: EL NIÑO LAS TORRES

Como dijese mi padre….: --!este Juanillo Manuel es más listo que el hambre..! . No para de enviarme fotos de casas, que él sabe la amistad que me unía con todos sus propietarios y la de vivencias y recuerdos que puedo contar de la época en que nos tocó vivir hace ya cincuenta o sesenta años.

La verdad es que en todos estos años que he faltado, el pueblo se ha puesto precioso y muchas de las calles, en las fotos, me resultan irreconocibles, pero para eso está mi amigo que me dice…. Esta es la calle tal o la calle cual…, aquí vivía fulanito ó menganito… y es el pistoletazo de salida que yo necesito para no parar de recordar todo lo vivido allí.

Hoy Juan Manuel se ha parado con su cámara y ha fotografiado la tienda de Pedro Núñez, el bar de Manuel Vargas y la zapatería de Pedro Torres. Si no fuese porque de vez en cuando pienso en que el lector se puede cansar, perfectamente podíamos estar ocupados un par de horas y terminaríais por decir… ¡ Que Currini más pesao!.

Las personas que no tenían amistad con Pedro Núñez podrían haber dicho que se trataba de una persona muy sería y lleno de manías, pero eso está lejos de la realidad, porque durante bastantes años mantuve amistad con él y a pesar de nuestra diferencia de edad, se reunía con nosotros los jóvenes y le gustaba de tomar sus copitas los festivos y domingos.

Hablando de su negocio, puedo deciros que siempre le fue bien porque su cualidad de trabajador nato, le hizo de estar siempre al pié del cañón, como solemos decir y eso en un bar, en una tienda o en cualquier otro negocio es lo más importante.

Si necesitabas adquirir alguna cosa que no fuese alimentación, podías ir a esta tienda, que con toda seguridad salias por la puerta llevándote lo que habías ido a buscar sin problema alguno.

La tienda en apariencia no era excesivamente grande pero con la trastienda, el escaparate y los almacenes que tenia en las plantas alta y baja era más que suficiente para que como dije antes no le faltase de nada que se necesitase.

A Juan Manuel y a mi nos encantaba mirar en el escaparate cuando éramos pequeños los juguetes que se ponían en el mes de Noviembre. Cuando fuimos creciendo lo que mas ilusión nos hacía eran las escopetas, se tiraba uno un gran rato mirándolas y soñando con tenerlas entre nuestras manos y disparar un montón de tiros.

Cada vez que íbamos a pescar primero había que pasar por la tienda de Pedro Núñez con la finalidad de recoger el corcho con el hilo liado, el anzuelo y el “taponcillo” pintado de rojo con el circulito blanco y la plumita de gallina atravesada. Esta especie de “chambé” era insuficiente y para alargarlo nos vendia al mismo tiempo unos “ovillos” de guita que amarrábamos a un extremo de la “tranza” y el otro a la caña que tendríamos que cortar en la huerta del entrañable Manolo Segovia.

En esta tienda de Pedro Núñez como podíamos encontrar casi de todo, se vendían las ataúdes a los que Pedro con bastante gracia las llamaba trajes, pero claro está eran de madera forradas de tela.

Sobre 1966, casi todas las tardes nos reuníamos en esa tienda José Mª Torres Jefe del Sindicato, José L. Perez Gil, José Sánchez ( funcionarios Ayuntamiento), Pedro Núñez, Francisco Herrera y un servidor de ustedes con la finalidad de irnos a casa de Manuel Vargas y tomarnos unas copitas de vino. Escuchar las ocurrencias de Manuel Vargas era todo un acontecimiento de risas porque nombraba a todo el mundo por unos motes especiales que él se había encargado de poner desde hacia un montón de años y muchos de los cuales se conservan aún en los descendientes de sus titulares primeros. Era curioso como a su hijo Juanito le decía con mucha gracia …”Valde” y otras remataba con el nombre completo de “Valderrama”. Este era un chaval extraordinario que se reía mucho con las ocurrencias de su progenitor y por cierto llegó a ser buen amigo mío.
La zapatería de Pedro Torres me trae muchos recuerdos porque éramos del mismo gremio y nunca hubo rivalidad de ningún tipo muy al contrario a mis padres y la familia de Pedro Torres les unía una sincera amistad de tiempos atrás.

Con esas fotos tan ilustrativas no resulta difícil evocar los recuerdos de tiempos pasados, que como dice el otro ya no volverán, pero lo importante es que se vivieron y que sabemos si se volverán a vivir otra vez.
Un abrazo.