FOTO: FRANCISCO VERARecuerdo que cuando éramos pequeños teniamos un cerdito que fue creciendo y creciendo hasta convertirse en una enorme mole de carne y cuando ya pensábamos en los chorizos, las morcillas, el buche, el guiso de pata y los jamones, resulta que le entró “El Colorín” y estiró la pata.
Teníamos un problema en casa y es que no se podía bajar aquella mole de carne colorada por las escaleras, así que a mi padre se le ocurrió la feliz idea de enterrarlo en el patio.
Transcurrieron unos meses y en el lugar donde estaban enterradas nuestras ilusiones choriceras-morcilleras, apareció una pequeña planta de hojas extrañas que fue creciendo y creciendo hasta convertirse en un precioso árbol.
Todo el pueblo pasó para ver el rarísimo árbol y nadie lo había visto antes, asi que no sabiamos su nombre y si era frutal o no. Aquella planta no daba nada pero por casualidad se quedo junto al tronco una caja de madera con sal que había contenido antes tocino y al contacto con la sal aquel árbol comenzó a echar unas flores en forma de salchichas que por día engordaban y se ajamonaban ( se les ponia forma de jamón) e iban creciendo hasta que aparecia la pezuña negra.
No hubo que ponerle nombre porque nuestro árbol da jamones a montones todos los años unos son de pata negra y otros de pata blanca y da gusto ponerse debajo con un buen cuchillo , un cavero de pan y una buena bota de vino. El nombre al árbol le vino por añadidura y se llama “ EL JAMONARIO” y de ahí el refrán que dice… “ VISITE EL JAMONARIO PARA REZAR EL ROSARIO”.
Es un cuento pero coño( perdón) podría ser verdad ¿ no os parece..?.
Dedicado a Paco Vera y a Juan Manuel porque son los autores del cuentecito.
Un abrazo.
Teníamos un problema en casa y es que no se podía bajar aquella mole de carne colorada por las escaleras, así que a mi padre se le ocurrió la feliz idea de enterrarlo en el patio.
Transcurrieron unos meses y en el lugar donde estaban enterradas nuestras ilusiones choriceras-morcilleras, apareció una pequeña planta de hojas extrañas que fue creciendo y creciendo hasta convertirse en un precioso árbol.
Todo el pueblo pasó para ver el rarísimo árbol y nadie lo había visto antes, asi que no sabiamos su nombre y si era frutal o no. Aquella planta no daba nada pero por casualidad se quedo junto al tronco una caja de madera con sal que había contenido antes tocino y al contacto con la sal aquel árbol comenzó a echar unas flores en forma de salchichas que por día engordaban y se ajamonaban ( se les ponia forma de jamón) e iban creciendo hasta que aparecia la pezuña negra.
No hubo que ponerle nombre porque nuestro árbol da jamones a montones todos los años unos son de pata negra y otros de pata blanca y da gusto ponerse debajo con un buen cuchillo , un cavero de pan y una buena bota de vino. El nombre al árbol le vino por añadidura y se llama “ EL JAMONARIO” y de ahí el refrán que dice… “ VISITE EL JAMONARIO PARA REZAR EL ROSARIO”.
Es un cuento pero coño( perdón) podría ser verdad ¿ no os parece..?.
Dedicado a Paco Vera y a Juan Manuel porque son los autores del cuentecito.
Un abrazo.
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